Hablando en público como los grandes: Las skills que necesitas

A mis tiernos 16 descubrí el pánico escénico de la peor manera: Echando a perder el show de mi profe de música.

Había tomado la decisión de sumarme al coro escolar, solo para tener pretexto de perderme algunas clases, hasta que llegó el momento de una actuación delante de todo el alumnado, profesores, padres y madres y quién sabe quién más. El coro iba a cantar una conocida canción y el malhadado profesor había decidido separarme de la manada de cantores y hacerme parar solito frente al público para recitar una estrofa de Antonio Machado que según yo, me tenía memorizada a la perfección. Historia corta: Llegado mi momento, no pude abrir la boca y no me quedó otra que ver cómo todo el público observaba divertido mi parálisis, mientras Pietro (El profe) ordenaba furioso reiniciar el canto.

Diez años después, la vida me había llevado a Buenos Aires acompañando a mi jefe, que iba a hacer unas presentaciones en un seminario especializado. Las presentaciones se basaban en estudios y artículos técnicos que yo había escrito, aunque mi labor en el evento se limitaba a ser el utilero de la expedición. La cosa había empezado muy bien: Teníamos casi 40 participantes, unos tres expositores interesantes además de mi jefe, instalaciones magníficas en un hotel con vista al Obelisco, la magia de Buenos Aires. ¿Qué podría salir mal?.

A la hora de la comida, mi jefe me anuncia que le habían movido una reunión con alguna persona importante, para las 16:00 horas de ese mismo día; y ahora se le cruzaba con una de sus presentaciones en el seminario. Al principio, no caí en cuenta de la magnitud del drama.

Pensaba que la solución era mover la presentación para otro momento, hasta que soltó la frase que me hizo revivir la tragedia del coro: “No -dijo el insensato- hágase cargo usted de presentar el tema. ¿Quién mejor que el mismísimo autor del estudio?”.

“¡Cualquiera era mejor que yo! Si a mí el pánico me enmudece” recuerdo haber pensado aterrorizado. Pero no tenía opción. Utilicé las dos horas que me quedaban delante para organizar la ponencia y salir del paso sin mucho deterioro de mi novel carrera.

Fue una presentación espantosa, en la que yo leía con la mitad de un solo ojo mis párrafos subrayados de la intro y conclusiones del estudio, tratando que no se notara que estaba leyendo, al tiempo de intentar mantener el resto de mi vista en el auditorio. Fueron los peores 45 minutos que había yo vivido nunca.

Al terminar, decidí que nunca más iba a pasar momentos tan desagradables y que tenía que desarrollar skills para hacer presentaciones en público. Aquí te contaré un rápido resumen de mis aprendizajes y de unos excelentes consejos de Ian Tuhovsky al respecto (1).

  1. Prepárate sin memorizar: Una de las peores cosas es lo que yo hice, recitar lo que está escrito. Lo que escribimos llega al público solo a través de sus ojos y es la imaginación del lector lo que completa la figura. Hablar es un modo completamente diferente de comunicar. Son varios los sentidos de la audiencia que se involucran en la creación de la experiencia. Por lo tanto, es muy importante trabajar en involucrar todo ello. Para evitar leer un documento, yo con la ayuda de lápices de varios colores, voy armando un mapa mental (2) que es el “ayuda memoria” de los temas y sub-temas que quiero tratar. Dada la conexión entre nuestras manos y nuestro cerebro, lo hago siempre a mano, aunque hay excelentes aplicaciones para elaborar mapas mentales en medios digitales. Evita escribir párrafos grandes; anota apenas las ideas que te ayuden a recordar los temas. Si quieres sentir mayor seguridad, puedes llevar tu mapa a la presentación y dejarlo en un lugar en donde puedas echarle un ojo discretamente si crees que estás olvidando algo. No lo conserves en las manos pues ello se restará capacidad de gesticular.
  2. ¿Cómo librarte del miedo?: En primer lugar, nadie supera el miedo escénico al 100%. Siempre, hasta los más experimentados, sufrimos un hormigueo en la panza al salir a escena, así que tranquilidad. Lo que hay que evitar es que el miedo nos paralice, como a mí en la actuación escolar. Si te has preparado bien, lo más probable es que hagas un papel espectacular. Eres mucho más experto en el tema del que hablas, que nadie en el público y eso te da una gran ventaja. Ten en cuenta además, que tu idea de una gran presentación no es la misma que la que las personas del público tienen al respecto. Si te equivocas en algo, lo más probable es que nadie se dé cuenta, pues solo tú tienes en la cabeza la idea sobre el “deber ser” de la performance. Bonus: La práctica hace al maestro. Cuantas más veces lo hagas, mejor te irá, así que disfruta del viaje.
  3. Familiarízate con el territorio: Si puedes, visita la sala o el lugar donde harás tu presentación, antes de que empiece. Recorre el escenario, identifica las distancias, familiarízate con los implementos y equipos (Puntero, micrófonos, pantallas, pizarras, etc). Una idea buena es sentarte en diversos lugares del auditorio para que descubras el “look and feel” que viven participantes y así decidir sobre cómo moverte en escena.
  4. Aclara tu mente: Antes de comenzar, cierra los ojos y respira profundo unas ocho veces, tratando de no pensar en nada. Aunque no lo creas, ello te va a ayudar a sintonizar contigo y hará que tu elocuencia mejore. Confía en tu subconsciente. Al fin y al cabo, este te saca de varios apuros. Es por este que cuando te acuestas pensando en un problema de difícil solución (en una época difícil de tu vida, dirían “Los Auténticos Decadentes”) despiertas con la forma de resolverlo. Revisar tus notas hasta el último instante antes de empezar la presentación, ayuda muy poco y por el contrario, aumenta tus niveles de tensión. Relax es el mejor consejo.
  5. Cuida tu expresión corporal: Hay varias formas singulares de jugarle pasadas a tu mente. Una de las más notables es utilizando posturas asociadas con el éxito y la autoconfianza. Cuando te paras bien, apuntas la barbilla hacia adelante, abres los brazos en señal de victoria, (En cruz, como quien vuela) tu cerebro asume que estás viviendo un momento exitoso y libera neuro transmisores adecuados para que tengas más confianza, mayor soltura, mayor capacidad de convicción, entre otras ventajas. Entrena tus gestos, haz que sean fluidos y serenos para evitar que parezca una sobre-actuación y distraigas o perturbes a la audiencia.
  6. Utiliza tu cara: Otra característica del cerebro humano es su fascinación con los rostros. Es por ello que sueles reconocer caras en muchos sitios donde no existen (Tapas de buzones, interruptores de luz). Para aprovechar esto en tu favor, es muy importante que tengas desarrollado tu propio bagaje de expresiones faciales y las uses sabiamente. Sonreír es la primera. Si tú sonríes, las “neuronas espejo” de la mente de tu público los harán sonreír también y a causa de ello, por el fenómeno al que me referí en el punto anterior, el cerebro de ellos creerá que lo están pasando genial y hará que sean más benevolentes y empáticos. Aparte de ello, mueve las cejas, abre los ojos o entre ciérralos según la dinámica de lo que estés diciendo. Muestra asombro, fascinación, curiosidad, lo que sea que te sirva para que el público haga lo mismo.
  7. La importancia de tu voz: Esta es una herramienta que complementa perfectamente a la anterior: No solo es tu cara la que debe mostrar variedad, el tono de tu voz tiene que ayudar a “trasladar” a tu audiencia a los lugares adonde quieras llevarlos. Alzar el tono para dar sensación de urgencia, bajarlo para estimular intimidad, aumentar o reducir la velocidad con que hablas para generar emociones; imitar otras voces para que le des un toque de humor a tu presentación. Todo eso ayuda muchísimo. Obviamente, estos juguetes podrás utilizarlos luego que tengas dominado el primer requisito: Hablar con claridad y vocalizar correctamente las palabras. Además, si hablas muy rápido, la gente se pierde, si lo haces muy lento, se te aburren. Usa tu teléfono para grabarte al hablar y podrás ir corrigiendo tus propios errores y siendo consciente de cómo se escucha tu voz (que tiene un sonido bien diferente al que tú crees).
  8. Contacto visual: A la gente le encanta sentir que es importante y motivo de atención. Mirarlos a los ojos es la fórmula perfecta para lograr este cometido. Si hablas ante un grupo pequeño, puedes mirarlos directamente, uno a uno. Si son grupos más grandes, intenta enfocarte en zonas o grupos de entre ocho o diez personas. En cada una de estas zonas, mira a una persona. Las que están a su alrededor van a sentir que las miras a ellas. Distribuye la mirada entre las diferentes zonas, para un efecto más diseminado del poder de tus ojos. Recuerda la importancia de sostener la mirada unos segundos en la persona o grupo que elijas. Si pasas muy rápido puede parecer que no los miras; si te quedas pegado, va a parecer que intentas hipnotizarles.

Si quieres aprender más de cómo prepararte mejor para enfrentar la nueva normalidad y el distanciamiento social, gracias a lo cual tendrás que mejorar mucho tus capacidades de comunicación interpersonal, tanto en lo que a tu vida personal se refiere, como en tus relaciones personales, he preparado un curso en el cual tratamos a fondo dichos aspectos. Se llama “Soft Skills para el Liderazgo en la Nueva Normalidad” y está disponible para ti en LOS SKILLS.

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Escrito por Francisco Grillo

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