Las Soft Skills que aprendí en mi primer viaje

La primera vez que salí de mi país aprendí que no puedes estar preparado para todo así que es mejor que sepas lidiar bien con los imprevistos.

Yo estaba a inicios de mis veinte años y me sentía muy emocionado por todo lo que el bendito viaje significaba. Por primera vez en mi vida iba a ir a otro país representando a la empresa donde trabajaba, iba a conocer nuevas personas y lugares, probaría comida diferente y tantas otras cosas más.

Me había preparado a conciencia para tan singular evento (estamos hablando de la era pre Google), atosigando a preguntas a todo aquel conocedor del lugar de destino que se me cruzara, para que me diera toda la información pertinente: Direcciones, costumbres, medios de transporte, atractivos para visitar, qué comer y dónde, zonas que era mejor evitar y un centenar de otros detalles.

¿Cómo se maneja un imprevisto?

Pues bien, toda la investigación previa no me sirvió para nada llegado el momento de la verdad.

Para empezar, el vuelo de salida de Lima, tardó casi 8 horas en partir. Luego de un viaje de muchas horas y con otras más de diferencia horaria, llegué a mi destino casi a la medianoche. Las personas que iban a recibirme al aeropuerto, simplemente habían dejado de esperarme, muchas horas atrás y yo tuve que agenciarme para cambiar moneda (con el consiguiente perjuicio económico que supone hacer ello en un aeropuerto, de madrugada) y conseguir un taxi a esas horas impropias. Luego de una vuelta enorme (estoy seguro de que el taxista tomó la ruta más larga solo para cobrar más dinero) llegué a mi hotel bordeando las 2:00 am.

El hotel estaba en una zona muy céntrica y me asombró el enorme movimiento de la ciudad a esas horas. Calles iluminadas, cientos de personas caminando, cafés y bares funcionando, cosa que era impensable en mi país. Así que decidí salir a estirar las piernas brevemente antes de ir a dormir.

¡Craso error!. Terminando mi rápido recorrido, y estando a pocos metros de la puerta de mi hotel, se me acercó un sujeto que se asomó de un grupo de entre 4 o 5 personas paradas en lo que parecía ser la puerta de un establecimiento. El tipo en cuestión me mostró una tarjeta impresa en papel tornasol y yo cometí la novatada de prestarle atención.

Nota del editor: Esto ocurría – ya lo dije- a mediados de los 80 y lo que ahora es obvio, en ese tiempo era para mí todo un descubrimiento.

Pues bien, esos pocos segundos de distracción bastaron. De pronto y con la presteza de un acto de ilusionismo, me vi rodeado por seis respetables ciudadanos quienes casi me alzaron en vilo y me introdujeron por la puerta hasta un sótano, levemente alumbrado con luces negras intermitentes y música a todo volumen. Sin que casi me diera cuenta, me sentaron en un sofá, trajeron a una señorita ataviada con ropa cortita y me la sentaron al lado; mientras escuchaba a alguien descorchar una botella de espumante y servir dos copas (una para la dama de corto y otra para mí).

Cuento breve, pagué una exorbitante cantidad de dinero por el dichoso espumante que ni probé (porque la botella “sin dama” tenía un precio y “con dama” otro, más alto, como me explicó gentilmente el fornido garzón que me atendía) y salí corriendo como alma que lleva el diablo, para evitar vaya uno a saber que otros perjuicios que sin duda me acechaban.

Aprendiendo de los imprevistos

Aunque no lo creas, tan violenta manera de conocer un “night club” fue una experiencia que me ayudó en los siguientes 10 días de mi estancia en dicha ciudad, en los que tuve que enfrentar otras situaciones complejas e imprevistas, aunque no tan marginales y resolverlas para sacar adelante los temas.

Se dice con frecuencia que la diferencia entre un buen trabajador y uno extraordinario se reduce a cómo afronta circunstancias inesperadas. Si bien algunos podemos sentir la tentación de derrumbarnos bajo la presión de lo desconocido, otros prosperarán y encontrarán formas de superar la adversidad.

Y lo mejor de todo es que no necesitamos nacer con las habilidades necesarias para lidiar con lo inesperado. Generalmente es cuestión de organizarnos y trabajar con un plan adecuado para conseguirlo.

Es muy importante que tengamos siempre presente que una situación inesperada en la vida puede llegar en cualquier momento, en ese que uno menos espera. Lo importante es la manera como lidias con esos momentos o situaciones. La vida es como una “Montaña Rusa”: está llena de obstáculos, altibajos. No se puede esperar que todo vaya bien y sin problemas todo el tiempo. Por el contrario, y al igual que haces en una Montaña Rusa, debemos disfrutar del viaje y de sus emociones. Este es el primer consejo que puedo darte.

Debes estar preparado ante circunstancias inesperadas y saber muy bien cómo manejarlas sin entrar en pánico. Recuerda que con el pánico, los problemas no se resolverán, sino que hasta pueden aumentar.

Hay que tener en cuenta el hecho de que en la vida hay que afrontar este tipo de situaciones. A veces, ellas pueden sacudirnos o ser una fuente de mucho estrés. Aun así, debes ser paciente y elegir manejar la situación inesperada con elegancia. Las personas que tienen excelentes habilidades para lidiar con tales eventos en la vida son las más fuertes.

Consejos para aprender a manejar Imprevistos

Tengo para ti algunos consejos de los que puedes echar mano si es que necesitas fortalecer tu capacidad de resolver situaciones imprevistas, que he recogido del blog “Make me Better”(1):

  1. Mantén la calma y la paciencia: Es la actitud más esencial y beneficiosa que puedes adoptar cuando te enfrentas a una situación inesperada en la vida. No importa cuánto sea el gran problema, debes mantener la calma para administrar las cosas correctamente. Créeme, si caes presa del pánico, el desorden o los problemas aumentarán mucho.
    Mi primera reacción en el antro y frente al mozo que había servido inconsultamente la botella, fue de reclamar airadamente y defender mi derecho de consumidor a no ser engañado. Reacción absolutamente razonable pero peligrosa. No estaba en un tribunal sino en un bar de mala muerte y no tenía al frente a jurisconsultos, sino a un sujeto con aspecto de boxeador de peso completo, ataviado – eso sí- con esmoquin y corbatín de lazo. En cualquier reclamo airado, claramente llevaría las de perder, sobre todo porque en ese entonces yo a duras penas superaba los 60 kilos de peso. Tuve que calmarme y pensar en frío en como salir del embrollo.
  2. Acéptate: La vida está llena de sorpresas y no todo puede salir como tú quieres. Es un hecho que te conviene aceptar rápidamente para afrontar las situaciones de forma eficaz. Si comienzas a quejarte y te niegas a hacer cambios o variaciones en tu vida, no podrás manejar las cosas con elegancia. Cuando admites y aceptas que no puedes evitar eventos desfavorables, estos se vuelven menos preocupantes para ti. Durante los primeros días posteriores a mi penoso debut en el campo de los Cabarets, me atormentaba a mi mismo por la inocente forma en que había caído en el juego de los “jaladores” y de no haber sido capaz de anticiparlo o reaccionar oportunamente. Fue cuando decidí que las cosas malas pueden suceder a la vuelta de cualquier esquina (literalmente) que pude empezar a trabajar mejor con mi capacidad de gestión de imprevistos.
  3. Identifica tus oportunidades de mejora: No puedes evitar problemas en la vida, pero puedes manejarlos con precisión con la planificación y la estrategia adecuadas. En lugar de estar tenso y confundido, necesitas estar mentalmente activo cuando se presente una situación inesperada. Considera por qué sucede esto y qué debes hacer para mejorar las cosas en lugar de hacerlas más caóticas. Puede parecer tonto, pero descubrí que si es la primera vez que llegas a una ciudad que no conoces, no es lo más sabio salir a hacer turismo sin compañía experta a las dos de la madrugada. Si el barrio se ve extraordinariamente movido e iluminado (Salvo que estés en Times Square) lo más probable es que te vayas a encontrar con actividades medio peligrosas. Mi aprendizaje aquí fue: Si no quieres enfrentar eventos de este tipo, “no le busques cinco pies al gato, sabiendo que tiene cuatro”.
  4. Mantén control sobre ti mismo: No puedes controlarte completamente a ti mismo hasta que fortalezcas tu autoconcepto y fuerza de voluntad. Si eres débil por dentro y no tienes el coraje para manejar los eventos inesperados de la vida, los problemas aumentarán. No tenía ningún sentido continuar culpándome por haber hecho las cosas mal en ese momento. Tampoco iba a ganar nada pretendiendo que nunca ocurrió, convenciéndome de que nunca me engañaron como a un nene de primaria. Fue gracias a la afirmación de mi autodefinición y mi autoconcepto positivo pese a los eventos negativos, que me fue posible estar mejor preparado para enfrentar otras situaciones no previstas.
  5. Desarrolla tu optimismo: Si comienzas a pensar negativamente, los problemas aumentarán tanto en el exterior como en el interior. Mantente positivo y valiente y recuerda todos esos eventos cuando estuviste en malas situaciones y resolviste todo de manera adecuada. Esto te dará un impulso para tomar los pasos correctos que pueden sacarte de una situación desfavorable. Con optimismo y actitud positiva, puedes enfrentar cualquier cosa de manera eficiente y productiva.

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