Deja de buscar respuestas

Mejor haz preguntas. En un video reciente (que puedes encontrar aquí)  estuve reflexionando sobre la importancia de hacer preguntas, sobre todo en una época como la actual, en que la tensión, el estrés y el maldito virus, dificulta nuestra capacidad de comunicarnos adecuadamente, tanto en casa como en el trabajo.

En dicho video, compartí herramientas para ser mejores haciendo preguntas, pero me quedé corto al no señalar las ventajas que surgen de ser un preguntón de campeonato. Quiero corregir ese error en este #miniblog.

Hace algunos años, un grupo de investigadores de ciencias de la conducta de la Universidad de Harvard (1) sometieron a ciertas personas a una prueba singular: Emparejaron a los participantes asegurando que no se conocieran entre ellos y les pidieron tener conversaciones, algunas por chat, otras en forma presencial. A algunos de ellos les pidieron que hicieran muchas preguntas. (No menos de 9 en 15 minutos, mientras que a otros muy pocas (máximo 4 en el mismo lapso).

¿Qué crees que sucedió?

Desde pequeños nos dieron a entender que el hacer muchas preguntas era la mejor manera de caer antipáticxs o vernos tontxs y por ello, evitábamos atosigar a la gente con preguntas. Pues bien:

¡Historia falsa!

Cuando se evaluó la percepción de los interlocutores después de la charla (y las preguntas), sorprendentemente los que hicieron más preguntas fueron mejor evaluados y resultaron más agradables a sus “socios de conversación”.

La razón es más o menos obvia.

Yo opino que no hay música más agradable para la mayor parte de nosotros, que el sonido de la propia voz. Quien te hace muchas preguntas, te permite la extraordinaria oportunidad de dejarte libre para hablar y por lo tanto, esa persona te gusta mucho más que alguien que solo habla y te mantiene mudx.

Pero allí no quedan las ventajas. Hay otras más:

Cuando pidieron a los “preguntadores” tratar de adivinar las preferencias de sus interlocutores respecto de actividades no incluidas en la conversación (Gustos por comida, hobbies, ejercicios, etc), estos fueron mucho más capaces de acertar por las preferencias de los interlocutores que aquellos a quienes se ordenó hacer pocas preguntas. Es decir, hacer muchas preguntas nos permite no solo conocer más por lo que nos dice nuestro interlocutor, sino que mejora nuestra intuición sobre sus gustos y preferencias.

Moraleja: Si sé qué le gusta a la otra persona ¿Tengo en mis manos un arma de seducción casi infalible? ¿O no?

Hacer muchas preguntas libera nuestra capacidad de aprendizaje y mejora nuestra habilidad para establecer vínculos interpersonales. Solo por esta característica, estoy de ahora en adelante promoviendo al grado de Superpoder al arte de preguntar.

Vayamos aterrizando ideas para que esta información te sirva para algo concreto.

Quizás conoces a alguien que se ha quedado sin empleo como resultado de la crisis que estamos atravesando. Por lo tanto, esa persona está muy dedicada a buscar un nuevo empleo y acude a cuanta entrevista de selección puede.

¿Qué te ocurre – a ti y a todos – durante una entrevista?

Que te concentras en auto promoverte al máximo, hablar de lo que sabes, de lo que estudiaste, de tus logros, de los beneficios que tu gestión supuso para la compañía y muchas cosas similares. Te entretienes tanto con esto, que te olvidas de hacer preguntas. Incluso las más básicas.

Por lo tanto -tenlo muy en cuenta- estás pasando por alto una oportunidad muy sencilla para gustarle a tu entrevistador más que la mayoría de candidatos. Hacerlo hablar, recuérdalo siempre, le resulta básicamente muy agradable y le permite explayarse en lo que la oportunidad laboral contiene. Esto lo ayuda (al entrevistador) a aumentar su sentido de compromiso contigo, a considerar que eres una persona con mejores características para ajustarse al empleo.

Entonces, para tu próxima entrevista de trabajo, haz la prueba y usa las siguientes herramientas:

Hazte el propósito de ocupar tu tiempo de hablar en hacer preguntas.

Prepara una lista de preguntas y tenla lista antes de tu entrevista. No preguntes solo sobre la empresa, el puesto y, los horarios, sino también cosas un poco más “profundas” tales como por la estrategia de la compañía, sus diferencias respecto de la competencia, sus planes para el año próximo, sus estrategias de responsabilidad social, etc.

Aprovecha las cosas que dice tu interlocutor para hacer “preguntas de seguimiento”. Una pregunta de seguimiento es aquella que deriva de lo afirmado por quien está hablando contigo: Por ejemplo, si tu entrevistador dice: “Planeamos abrir un nuevo mercado geográfico el año siguiente”, aprovecha ello para pedir más información: ¿Están pensando en una nueva región en el interior o en un nuevo país?. Esto tiene varias ventajas: En primer lugar, te muestra como una persona que presta atención a lo que te están diciendo y eso hace que tu interlocutor se sienta más valorado, respetado y apreciado. Con ello, ¡la cantidad de puntos que te ganas es enorme!

Finaliza preguntando: ¿Hay alguna pregunta importante que haya omitido?. Eso te va a permitir involucrar mucho más a tu interlocutor y animarlo a que te dé alguna otra información importante que te pueda ayudar a ti luego a tomar mejores decisiones cuando llegue el momento.

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Escrito por Francisco Grillo

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